"Después del niño ahogado, quieren tapar el hoyo, por eso pedimos justicia, que paguen los culpables de que haya tantas coladeras destapadas", señalaron con indignación los padres del niño de cinco años de edad de nombre Jaime Antonio Castillo González, quien el pasado lunes cayera en un alcantarillado profundo en el cual murió ahogado, en la Colonia San Juan de Aragón, Delegación Gustavo A. Madero.
Ayer, los esposos Jaime Castillo y Guadalupe García, velaban el cuerpo de su hijo en su modesto domicilio.
Un ataúd blanco, su foto y los juguetes del infante, entre ellos, dos figuras de luchadores, ya que era su ilusión convertirse algún día en uno de esos gladiadores del ring, daban cuenta de que había partido por adelantado un angelito al más allá, tal vez por el descuido y negligencia de las autoridades delegacionales a quienes se les había reportado de manera constante que hacía falta una tapa en esa coladera ubicada en el cruce de 506 y 503.
Y es que esa mañana, Jaimito -como lo nombraban en el crucero-, ese día acompañó a su padre a ganarse la vida en ese sitio, donde lanzaba fuego a cambio de unas monedas.
"Yo tengo como cuatro meses que voy a ese crucero, de vez en cuando me llevaba a mi hijo, no a trabajar, sólo me acompañaba, así es que no fue un descuido mío, fue de la delegación, por no atender las denuncias ciudadanas", recalcó el señor Castillo.
Por su parte la señora Guadalupe, madre de Jaimito, con lágrimas refutó, "¿Cuántos niños tienen que morir en las coladeras para que tapen todas?".
Visiblemente consternada, esta madre de familia, dijo que su hijo tenía unos días de haber entrado a la escuela.
"¡Dios mío, no es justo que te lo hayas llevado!", señaló justo en el momento que besó el ataúd blanco que guarda los restos.
En tanto vecinos y seres queridos del menor de edad, manifestaron que apoyarán a los padres para que procedan legalmente contra quien resulte responsable.
Explicaron que las autoridades no les han brindado ayuda alguna, por lo que los gastos del funeral han corrido por parte de su cuenta; "nos mandaron ese ataúd que parece de cartón, y, no sabemos si mañana (hoy), haya un lugar dónde enterrarlo".
Se tiene contemplado que el día de hoy, sea llevado el cuerpecito del niño a un panteón, ubicado en la Colonia Gabriel Hernández.
Paradójicamente, desde el día de ayer, la coladera donde cayó Jaimito, fue sellada por trabajadores de esa jurisdicción. El vendedor de chicles, con respeto, retomó la frase que todos los que conocieron a Jaimito hoy en día, deducen que es muy cierta: "después del niño ahogado quieren tapar el hoyo".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario